No podría hacer alusión tampoco a los tremendos abejorros y abejas que aquí se crían. De los moscones ya ni hablamos, esos ya merecen una entrada completa en su honor. Aunque a mí me parecen divertidos, cuando vas andando por la calle y se giran para decirte: ¡ay seño que relinda esta usted hoy! A parte de los feminismos modernos radicales de hoy en día, no veo nada de malo en un cumplido bien dicho, y en su momento. Aunque no comparto en absoluto esas miradas de tíos salidos con significado: ¡esta noche te pondría mirando a Cuenca, como poco! Eso es muy desagradable, nos hace parecer trozos de carne de un solo uso. Y es bastante misógino, por no decir irrespetuoso y retrogrado.
Aquí el amor, el sexo, y una religión arraigada hacen que la sociedad esté chispeante por encontrar cualquier rastro de sexualidad, sensualidad, o simplemente carne tapada con ropa ordinariamente sencilla. La que yo visto, por ejemplo.
Como en su día escribí, los métodos anticonceptivos estaban prohibidos, o casi. Tenían precios exorbitantes eran inmorales y por consiguiente las familias no podían acceder a ellos. Cuando llegué a Monterrico, para pasar el fin de semana, como es normal, nos acompañan los guias al hotel a cambio de una propina, también son amables y nos promocionan la oferta que hay para los turistas ese fin de semana. Después de un rato, y como yo era la única que hablaba su idioma correctamente, empezó uno de ellos a hablarme de muchas cosas, de su vida, y de como había sido su trayectoria profesional y personal. Básicamente, como siempre, empiezan preguntando la edad, si eres soltera y la sarta de preguntas que siguen, pues eso da pie a que te cuenten su vida, lo cual encuentro bastante interesante, porque hace notable tantas diferencias entre nuestras culturas. Aquí a todo el mundo se habla de vos o usted, el tú no existe.
Me contó que se había casado cuando tenia 19 años, que tenía tres hijos y que estaba a punto de cumplir 20 años de casados. También me preguntó si mis padres eran divorciados o seguían casados, y le conté que se habían casado un 14/12/1972 y que después de casi 39 años, (uf, el tiempo vuela) siguen estando casados y amándose, aunque a veces discuten como todas las personas. Me dijo que debía estar orgullosa de eso, y le contesté: si es de mis mejores ejemplos. Y él seguía explicando: hace diez años trabajaba para una compañía que empezaba a comercializar la píldora anticonceptiva en Guatemala, fue toda una revolución, también proveíamos de preservativos... La labor más importante era el explicarle a la gente, que no era inmoral usar preservativos ni tampoco la píldora y mucho menos iba contra Dios, ya que el amor entendido entre dos personas conlleva el sexo dentro del matrimonio. Aunque si iba en contra de la Iglesia...
La religión es lo primero y se debe amar a Dios, por encima de todas las cosas, y no ir contra la Iglesia en ninguna de sus opciones. A mí eso me chirría bastante. Supongo que la dueña de la casa pensará que soy el Anticristo, ya que ella no puede asistir a Yoga, ni hacer meditación, porque su catolicismo no lo admite. No sé si habrá visto mi libro actual en mi habitación, ya que su título es un tanto atrayente, y para ella probablemente obsceno: El Libro del Sexo, escrito por Osho.
El amor sigue siendo lo mas importante aquí, porque conlleva aparejado lo más prohibitivo: el sexo. Se encuentran parejas por todas partes, y por todos los rincones besándose, como si estuvieran haciendo algo prohibido, tapándose de miradas de curiosos, de transeúntes. Son aquellas parejas de adolescentes a las que no les importa que nadie comparta su visión del mundo, están enamorados, por lo tanto su mundo, literalmente está transfigurado. No hay más, es una explicación racional (si pudiera haberla, yo la desconozco) del amor: lo cambia todo.
A mí me encanta que la gente pueda demostrar sus amores, sus sentimientos delante de los demás, sin miedos. Las acciones que no conlleven la perdida de respeto para los demás, ni tampoco del pudor, dentro de sus límites. Es un reflejo muy bonito de la sociedad, el ver sus habitantes amándose, respetándose y con pleitesía en sus quehaceres. Estas costumbres se perdieron en aquellos países, donde se pasó de la libertad al libertinaje en un abrir y cerrar de ojos. Y además trajo consigo, la frialdad, racionalidad, y mentalismo... Recuerdo ahora también mis días de Inglaterra: un país frío y gris, perfecto para vivir por un tiempo, te da una amplitud de mente diferente, enseña mucho, y puedes conocer mucha gente diferente. Pero durante aquel tiempo, no vi ni a una sola pareja besarse en la calle, ni en público, tampoco iban cogidos de la mano, y la gente ni siquiera se besa cuando se conocen por primera vez. Una sociedad tremendamente bien educada y respetuosa; no hay nada más que observar su idioma, que contiene quinientas formas diferentes de decir lo mismo en grados diferentes de educación o proximidad. Pero donde se perdió en algún momento la calidez de los besos, la sencillez de los abrazos, la cordialidad de los cumplidos bien dichos. Se cambió por una timidez, algunas veces, difícilmente entendible para mí, porque a pesar de todo, o mas aún, todos somos animales sociales que necesitamos ser amados de un modo u otro, de alguna forma. Numerosos estudios prueban que si se abandona a un bebé recién nacido en una habitación solo con comida y agua sólo, morirá naturalmente, por falta de amor y contacto con la madre.
El amor, y las relaciones, cambian el estado natural de las personas y normalmente las mejora, les inspira una situación de cambio y un giro hacia adelante, les mueve algo dentro que les hace mejorarse para resultar más atractivos para el amado, y para ellos mismos, y como consecuencia, su mundo también mejora.
Ha sido bastante fácil pasar del Coco chanel al Repelente de Mosquitos, no sé si resultará igual de fácil volver a pasar del Repelente de Mosquitos al Coco chanel y todo lo que conlleva...
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