Hace diez días que dejé el café... ¡Viva, viva! Sí resulta que ni yo misma pensaba que podía estar diez días sin tomarlo, y es que estaba super enganchada. Básicamente tenía miedo a dejarlo, fijese que tontería, miedo a dejar el café... Ponía mil excusas: tengo la tensión baja, me dará dolor de cabeza, sufriré migraña... Daba vueltas alrededor de todo lo que me iba a costar el dejarlo y no veía las bondades de lo bueno que le hacía a mi cuerpo el dejarlo. Han pasado diez días. Tenía miedo al hecho de dejar el café no a dejarlo, era una dependecia pactada y buscada, un alivio matutino a la presión del entorno, un regalo con aroma delicado y penetrante.
El fin de semana pasado vi una conferencia bastante buena: Alimentación Consciente e hizo que todo cambiará. Mi forma de ver el café se transformo literalmente y convirtió en mi pequeño placer diario en un arma de doble filo que desconocía previamente.
El domingo dije ya se acabó, no tomaré más café... Por lo menos voy a probar, veré si soy capaz, si presento todas las consecuencias que mi cuerpo está esperando: apatía, falta de energía, bajones de tensión, dolor de cabeza... Nada de eso llego, ni un sólo día me ha dolido la cabeza. Así que mi cuerpo ha ganado un poquito más de libertad y ha descubierto el Chai Tea.
No pensaba que hubiera un sabor que me gustase más que el café, y su olor, y lo he descubierto. Una mezcla perfecta de té, especias, calor, infusión, y voila... Un té delicioso que no hace que eche de menos el café, ni su aroma y mucho menos la impronta que dejó en mí. Mi cuerpo ya no lo necesita, ni tampoco mi mente. Ahora se entrega al claro aroma del té, a su energía, a su cuerpo, al regusto de las especias exóticas de fondo y su mezcla perfecta, a lo nuevo...
Ahora mi mente se olvida del café y encuentra como desasirse de lo viejo para dejar que llegue lo nuevo.
Casi siempre nos (me) movemos en los mismos ciclos, las mismas relaciones, las mismas amistades, el mismo trabajo, etc. Por miedo nos creamos un circulo estrecho en el que todo lo nuevo no es bienvenido y alrededor de eso creamos una serie de historias con mil argumentos para reforzar nuestro pensamiento. Pasa también con las relaciones de pareja, nosotros estamos ciegos, pero gracias a Dios, los amigos, familia, demás, no. Tratan de advertirte que no es correcto lo que han visto, que no es justo, o por lo menos dicen: no demuestra símbolos de amor, sino de miedo... Entonces, yo sigo, como siempre... Almudena patrona de causas perdidas, la más positiva del mundo mundial, la que ve cosas dónde nadie más puede verlas, o las interpreta a su forma.
Cómo pasa con el café, pasará con lo demás, descubriré al té cuando llegue el momento y será más o menos como ella, ni más ni menos. No pide mucho más, ella vive en la abundancia de su día a día: amigos, amor propio y de los niños, compañía y un menú diario de 80 centimos de euro, no necesita más. Así es feliz. Pero, a la vez que pide que sea como ella, también se da cuenta de que la niña a la que le gustaban que le tiraran de las coletas como símbolo de amor, murió hace poco, empezó a crecer y a darse cuenta de que no necesitaba mendigar amor sino que se lo demostraran, porque ella lo demuestra siempre que tiene ocasión, claramente. Sin trucos de magia escondidos en una manga sin fondo y sin explicación...
Básicamente busca a alguien con las cosas claras, que sepa lo que quiere y que se moje, porque ella es capaz de subirse al AVE si aparece una vez en la vida, aunque tenga las piernas no demasiado largas, y la locomotora trabaje a 300km/hora. No pierde una buena oportunidad si está a su alcance y merece la pena...
Pido lo que doy, ni más ni menos. Ya llegará mi Chai Tea que descubra que el café que tomaba me hacía daño y vendía algo en las instrucciones que no cumplía en absoluto. La teoría está muy bien para la universidad, pero en el día a día yo prefiero la práctica, sobretodo cuando se trata de hacer el amor...
Caminaré, de David Del Rosario: http://www.soundclick.com/bands/default.cfm?bandID=1205451
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