viernes, 18 de noviembre de 2011

17/1/1946





Esta mañana he estado libre, los viernes no trabajo... Dedicarme a estar a mi aire, a dónde me lleve, sin planes, sin nada que hacer nada más que atenderme a lo que apetece... Es un lujo enorme el que estoy teniendo ahora en mi vida. Poder dedicarme a hacer básicamente lo que quiero y cuándo quiero sin atender a horarios (algunos días), sin atender a quehaceres, sólo disfrutar, vagar por la ciudad, descubrir nuevos sitios, leer, tomar el sol, comer un helado al sol, escuchar música en el parque central, ser completamente libre...
Después del desayuno, me marché al parque central a leer un rato, uno de los libros que tengo empezado. Elegí un banco próximo a la orquesta, para escuchar música y tomar el sol, a la vez que se escucha el murmullo del agua de la fuente, antes de abrir el libro, ya se acercó a mí un señor mayor. Tenía 65 años, empezó a hablarme: de dónde eres, como te llamas, qué haces aquí, cuántos años tienes... La mayoría de la gente de aquí serviría para trabajar en aquellos destestables programas del corazón como: Salvame, Salsa Rosa, y toda esa telebasura que España comercializa tan bien.
No me lo tomo personalmente, porque ellos son así, además el señor era muy respetuoso, y lo hacía con mucho tacto. Sin querer resultar ser demasiado indiscreto. No sé qué me pasa que cuando alguien me pregunta tengo que contestar, y siempre con la verdad, lo que es bastante jodido porque después de una conversación larga, pienso: vale, otra vez he dicho todo y sabe mucho de mí. ¿Por qué seguiré haciéndolo? Podría simplemente hacer caso a mi amiga María, que me tiene dicho que no tengo que hablar de mi cuando me preguntan y que responda con evasivas... En fin, otra cosa que deberé ir aprendiendo, que ya es hora.
Él me seguía preguntando y contestando: qué bien que seas de España, la gente de España es bien alegre, a mi me gustan mucho: son abiertos y cálidos, y tengo muy buena experiencia de mi ex jefe español de hace unos años. Yo le contestaba: me alegra de verdad que piense eso de nosotros, me parece muy bonito que haya tenido esas experiencias con nosotros y que le parezcamos alegres. Yo también lo pienso, somos latinos y compartimos muchas cosas.
Él continuaba: tengo 65 años y soy epiléptico, me dan ataques por la noche y soy de Jocotenango, he venido a Antigua hoy sólo a comprar las pastillas... Me tengo que tomar una cada día, sino me continuarán dando, y llevo tres días sin tomarlas porque no tengo dinero para comprarlas. (...)
He trabajado unos 12 años asegurado y no tengo derecho a jubilación y mis hijos murieron hace tiempo, ya solo estamos mi mujer y yo pero sigo viviendo como Dios quiere que lo haga, la vida es dura, e injusta.
Al rato, me sacó su DPI guatemalteco, cuándo vi su fecha de nacimiento me quedé petrificada... ¡Habrá fechas para nacer, nada menos que 364 días más en el año! Ha nacido el mismo día que mi hermana Magdalena, y que un amigo de España. Le solté: ¡qué fuerte! El pobre se quedó diciendo, ¿?, porque no me entendió y le expliqué: -en España decimos que fuerte para resaltar que algo es sorprendente y que no te esperas o se sale de lo normal-. ¡Ah! Contesta.
Estas cosas: coincidencias, causalidades o casualidades, serendipia (no recogida por la RAE, pero si por la wikipedia),  me ponen bastante nerviosa. No sé si nosotros las buscamos, o ellas vienen solitas, pero a mí me hacen pensar. Es algo como en inglés se diría: freak me out, me deja fría.

Me voy al mercado a comprar pescado, prefiero ir con Paco, ya que él es de aquí y conoce mejor, pero hoy no hay clases de cocina y voy sola... Compro un pescado que el tendero me dice que es salmón, lo cuál no es, se asemeja bastante al bonito grande, también compro aguacates, té rosa jamaica, pasas, semillas de calabaza... Ahora que intento ser vegetariana tengo que empezar a buscar nuevos productos, busco quinoa, pero aquí no la conocen. No, por lo menos en el mercado. De vuelta a casa preparo un bonito con mucho cilantro, limón y apio, buenísimo y adorno el aguacate con pipas de calabaza y los jugos de la fritura del bonito. Delicioso.
Luego salgo otra vez y me encuentro en el parque con Chantale, vamos a dar una vuelta a Gaia y le cuento lo que me ha pasado, nos bebemos nuestro mojito gratis del libro de ofertas para voluntarios (el tercer mojito desde que estoy aquí, no me lo creo, el alcohol empieza a sentarme fatal, me estoy haciendo mayor)...

Probablemente, para nadie tenga importancia, y yo me siga empeñando en sacarle tres pies al gato, pero, por lo menos, ¿no resulta curioso? Qué haya 365 días en el año, y que venga a nacer el mismo día que ellos dos, en fin, c´est la vie...





 

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