sábado, 29 de octubre de 2011

El Lago

Españoles en Guatemala: lago Atitlán



El lago Atitlán es uno de los lugares más mágicos que he visitado por ahora, allí los colores son indescriptibles, y el verde es multitono, se confunde el verde del agua, con verde clorofila, manzana, verde menta, verde grisáceo, la vista busca algún punto en el que descansar pero no puede, ansía más y más, y no puede dejar de buscar otro tono, otro matiz, otro verde.


Llegando el primer día a S. Pedro de La Laguna, anduve buscando un lugar barato o no demasiado caro, las opciones variaban desde 15Q (1,5€) hasta unos 50Q (5€), opté por habitación privada con baño también privado y vistas del lago extraordinarias. El lugar era bastante tranquilo, me dediqué a pasear, buscar algo de comer, meditar en una hamaca...  Yo necesitaba y ansiaba mi soledad en aquel lugar tan mágico.
Al día siguiente y después de mi primer kayak (10Q/h=1€/h) Allá que fui en busca del hotel del vídeo, cuando desembarqué me encontré con dos señoras inglesas que rentaban habitaciones por allí cerca, le pedí el número por si volvía, me cayeron bastante simpáticas y me dio una tarjeta en la que se leía: "Freedom to Travel", cuando lo leí, le solté: -amaizing-, and pointing out the card, I said: -this is my desire-

La llegada al hotel fue genial, me acogieron dos chicas guapísimas, una colombiana y otra de EEUU, y le conté la historia, que viajaba sola, que estaba de voluntaria en Antigua y que cuando vi el programa ya que estaba aquí, tenía curiosidad por ver su hotel y conocer a Ana. No pudo ser, estaba con su hijo Iago de vacaciones en Malasia.
Todo en el hotel está hecho y organizado con amor,
como dice la foto:

Se dispone en una construcción principal dónde se sitúa un pequeño salón de bienvenida-zona de estar con chimenea, también se encuentra ahí la recepción y el acceso a la cocina y al porche: de madera, y sobre el agua, totalmente abierto a ella y a las vistas, al agua, inteligentemente orientado al sur-este, los amaneceres allí sin duda, serán bellísimos. Las habitaciones se disponen en cabañas pequeñas que se van elevando sobre el volcán, son muy románticas y parecen confortables, todo decorado con un gusto sencillo, respetando mucho el entorno y haciendo que todo goce de un equilibrio y belleza muy estudiada.


Cuenta también con una sala de yoga con vistas al amanecer.
Es un hotel verde, respeta el medio ambiente, por lo que las aguas residuales son recicladas,  proveen en su restaurante las hortalizas que provienen del huerto que tienen a la espalda, ecológico. Los huevos son caseros y tal cual dice un cartelito pequeño: sus pollos felices.
Después de esta visita, me quedo un ratito en el porche, tomando un super batido de fresa.
Sigo mi viaje a S. Marcos, quiero conocer ese lugar que tiene energía especial para meditar, yoga, ritos mayas. No sólo encuentro eso, también hay:
Un bosque encantado




Un par de duendes azules


Telas de araña de color arco iris

Un árbol mágico
 Esta niña que todavía de vez en cuando cree en cuentos de hadas, y es más que nunca soñadora, parece que ha llegado al lugar perfecto para permanecer por lo menos cinco días y que todo siga siendo sacado de un cuento maravilloso. Pero no sólo encuentra esto, todavía hay más y es que cuando se levanta para ver el amanecer en el lago con ayuda de los ritos mayas que resuenan por los altavoces en la lejanía del alba, también se encuentra con:
El hombre invisible


Un barco pirata desahuciado
y por supuesto:

 el Rey Sol
Abro los ojos, y de repente, todo se ha terminado, ha sido un sueño, no hubo sol, ni barco, ni hombre invisible, tampoco un árbol mágico, ni telas de araña de color arco iris. Por supuesto, tampoco hubo nunca un par de duendes azules, y nunca entré en el bosque encantado. Todo había sido un sueño maravilloso de aquel presente eterno.

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